El próximo encuentro para seguir conectandonos en favor de la población de personas con discapacidad será el próximo mes de agosto, y allí se continuará en la ruta de seis pasos para la construcción de más oportunidades y mejores realidades:
1. Actualización conceptual y normativa para intronizarnos en el modelo social de discapacidad.
2. Fortalecimiento institucional para reorganizar y ampliar esta ruta como mínimo durante los próximos 10 años.
3. Garantizar condiciones amplias y suficientes para la real y efectiva participación ciudadana.
4. Suprimir barreras estructurales para el adecuado abordaje de la población de personas con discapacidad, en un relacionamiento de respeto, dignidad, compromiso institucional y social.
5. Acatar los mandatos de convenios internacionales, jurisprudencia y pronunciamientos que dan vida y razón de ser a la democracia colombiana.
6. Definir el propósito superior del Estado en cuanto a la defensa y promoción de los derechos de esta comunidad en todos los territorios.
También es imperativo conocer las cifras exactas de cuántas son las personas con discapacidad, así como las cuidadoras y cuidadores que permitan el cruce de variables sociales, culturales y económicas de esta comunidad, junto a las presupuestales del Estado colombiano. Esto garantizará una atención adecuada para propiciar, en un futuro no muy lejano, la autogestión, la autonomía y la independencia de las personas con discapacidad, las cuidadoras y cuidadores como un proyecto común.
Cuando una sociedad reconoce a quienes cuidan, no solo repara una deuda histórica; transforma su forma de entender la libertad. Porque cuidar es liberar. Liberar del abandono, de la indiferencia, del olvido institucional. En este mes donde evocamos el nacimiento del Libertador, emerge otra forma de emancipación —una revolución silenciosa que se da en la cotidianidad, en las jornadas de 24/7 que sostienen vidas y dignidades. Por eso, más que avanzar hacia una meta técnica, este proceso nos propone un destino ético: que el cuidado sea bandera de país, horizonte de política, y pulsación humana que nunca deje de escucharse.