En este contexto, Toro Zuluaga jugó un papel fundamental durante la Asamblea Constituyente de 1991, donde se redactó la actual Constitución de Colombia. Su participación no solo representó a los educadores, sino también a diversos sectores de la sociedad que buscaban un cambio significativo en el país.
A lo largo de su carrera, Germán Toro Zuluaga ha sido un defensor incansable de los derechos humanos y la justicia social. Su trabajo ha sido reconocido en múltiples ocasiones, y su legado continúa inspirando a nuevas generaciones de líderes y activistas.
En resumen, el Doctor Germán Toro Zuluaga no solo ha sido un pilar en la educación colombiana, sino también un arquitecto de la democracia moderna del país. Su historia es un testimonio de cómo la acción ciudadana puede transformar una nación.